Leyenda del Manantial de los Amores


Vivían en un rancho humilde un criollo viejo y su hija llamada Andrea, una morochita cuyos ojos eran como estrellas. Ella adoraba a su anciano padre... hasta que conoció a un hombre a quien adoró locamente. Murió el viejo criollo y Andrea quedó solita en el mundo. Después, poco a poco, el amante dejó de acudir a la cita y los ojos de Andrea cobraron un brillo extraño. Una noche, por las hondonadas se escuchó un canto doliente, quejumbroso... La linda paisanita con su clamor inútil, llamaba al amante que ya no volvería jamás. Desde ese entonces nunca se supo el paradero de Andrea, pero muchos afirman que en aquel lugar y en las noches de luna, se veía la silueta de una mujer; visión que musitaba un canto tierno, dolorido, apasionado..Y esta es la leyenda de ese paseo que siempre se ha llamado "El Manantial de los Amores".

 

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